martes, 25 de septiembre de 2012

Caricias :3

Ganas de morderte- le dijo al oido y ella bajó la mirada: sonrió, quiso hablar de otra cosa, tan cerca de él que más que verlo, lo sintió: su calor, la mezla de olores que desprendían el cuerpo, el casimir, la loción de maderas; el brazo que le pasaba por la espalda. Intentó echarsde hacia atrás para mirarle los ojos, pero él se los cerró a besosy luego le rozó los labios y ella sintió que se ahogabay que un fluido tibio la envolvía, que la piel comenzaba a arder, la sangre iba brotarle por los poros mientras élle besaba las mejillas, las orejas, el mentón, la naris, y ella gemía o ronroneaba bajito, se atragantaba, se humedecía, y el insistíacon la barbilla alzándole la cara, besándole los párpados, los labios empurpurados, la nuca, los hombros, murmurando de nuevo ¨ganas de morderte¨ o tal vez solo pensándolo, pero buscando la forma de ganarle el mentón con la nariz, de empujar hacia arriba mientras ella dejaba caer la cabeza como arrastrada por el peso de la cabellera, entreabría los dientes, asomaba la lengua, emitía un estertor de gozo, exponía el cuello firmey palpitante y él desendiasuavemente, abría la boca, clavaba los largos colmillos, sentía escurrir la sangre, ausente del espejo tembloroso de amor.

Luisa Valenzuela


Este relato me fascino simplemente, imaginó la escena y de verdad es interesante como la convence de dejarse morder el cuello :3

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